Godot

En lo profundo del refugio de Astarte, una vez emergió una seta extraña. Blandita, con ojos saltones y movimientos algo patosos, se alzó el primer Godot.

Su diversidad de formas, colores y poderes les da una sociedad alegre y juguetona. Los Godot son conocidos por su sentido del humor y sus travesuras: les encanta deslizarse por colinas o rebotar en lugares insospechados. Tienen cierta tendencia en inventar canciones que cuentan sus logros o competiciones absurdas como excusas para reírse o demostrar quién tiene razón.

Sin embargo, lo que realmente define a los Godot es su profundo sentido de comunidad. Algunos dicen que esta unión proviene de la Salvia de los primeros mortales, mientras que otros creen que sus corazones laten al mismo ritmo que las raíces de Raizumbra. Lo que es indiscutible es su amor por la gente y las historias: conscientes de que la muerte llegará algún día, los Godot viven para disfrutar de la vida al máximo.

A pesar de ser de un tamaño pequeño, gracias a su cuerpo blandito pueden soportar golpes o caídas que acabarían con el más fuerte de los enanos. Además, la variedad de setas de las que proceden les confiere personalidades y habilidades únicas, haciendo de cada Godot un ser singular.

Si una cosa les gusta a los Godot, es sentarse sobre una raíz o tierra mojada a tomar el sol, absorbiendo así la luz y el agua necesarios para alimentarse, estando así en perfecta comunión con la naturaleza.