Desciendes de una familia de mineros de neferium, y el polvo que ahogó sus pulmones ahora nutre de magia tus venas. Tus poderes pueden parecer una maldición, ya que te hacen daño, pero quiénes han recorrido este camino antes que tú te aseguran que llegará el día que aprendas a controlar tus poderes y ya nada podrá hacerte daño. Ese día, serás el orgullo de Steelbreach, pero hasta entonces, tendrás que aprender a vivir con tus poderes.

Como hechicero marcado por el linaje del neferium, llevas siempre tus ropas impregnadas con el polvo de este mineral, dejando manchas negras como hollín en tu rostro. Tu piel, agrietada por su influencia, revela líneas rojizas que recorren tu cuerpo desde las costillas hasta el cuello, similares a las de los orcos de Steelbreach. Para algunos, estas marcas son motivo de vergüenza; para otros, un símbolo de orgullo. Tu herencia minera se refleja en tu apariencia, que rompe con la imagen tradicional de un hechicero. Sin embargo, no te importa: llevas contigo el legado de quienes comenzaron a trazar este camino mucho antes de que tú lo recorrieras.